El próximo junio se cumplirá un año que Antonio Buele, de 74 años, salió de su vivienda ubicada en la ciudadela Jaime Roldós, en el norte de Cuenca. Un macrodeslizamiento de tierra, desencadenante del invierno, se llevó toda su casa. Su dolor fue igual al de las otras ocho familias que perdieron sus viviendas.
Unos salieron a rentar departamentos y otros como Buele a pedir posada, con su esposa y su hijo con discapacidad, en la casa de un familiar.
A este padre de familia, un hijo migrante le cedió la casa momentáneamente, hasta que arregle su situación. Buele está optimista porque cree que su nueva vivienda estará lista el 15 de junio próximo.
Al menos esa es la oferta que recibió de la Empresa Municipal de Vivienda (Emuvi) y del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda. Las dos entidades trabajaron en el estudio social y la selección de las familias que perdieron sus casas por el invierno.
En esa lista hay más de 300 familias postulantes, según datos de la Emuvi. Pero en la primera etapa se entregarán 40 casas cuyas familias ya calificaron. La Emuvi creó el Proyecto Miraflores para los damnificados que perdieron sus casas en los inviernos pasados. Para esto, adquirió un terreno de dos hectáreas en esa parroquia urbana del mismo nombre, al norte de Cuenca.
En esa propiedad, hace 10 meses, la Emuvi invirtió en la construcción de 185 casas: 40 están casi concluidas, 110 registran un avance del 80% y el resto un 30%. Según el gerente, Fabián Farfán, la totalidad de casas se entregará en diciembre próximo.